20. UNA CLASE CONFLICTIVA
La institución escolar no enseña a resolver las situaciones conflictivas. Cada profesor actúa según su propio criterio siguiendo el modelo tradicional, que castiga al agresor y defiende al agredido compadeciéndole.
Niños y adolescentes
siguen sin aprender a resolver sus conflictos pacíficamente, porque el modelo
social, inherente a la familia y la escuela, no promueve la convivencia armónica
sino que suscita agresividad.
- Al agredido, en lugar de enseñarle a poner límites, a defenderse diciendo «no» con firmeza y a pedir ayuda si no le escuchan, le defienden compadeciéndole, educándole para ser víctima, o se le anima a agredir diciéndole «¡Defiéndete!», refiriéndose a que devuelva la agresión.
- Al agresor,
en lugar de enseñarle a controlarse apartándose del grupo, a hablar para
decir lo que quiere en lugar de agredir, le reprenden con gritos,
descalificaciones, culpabilizándole, castigándole… Le etiquetan de
«agresivo», «insociable» o «egoísta», transmitiéndole la idea de que es
así, de que no puede cambiar, contribuyendo de esta manera a perpetuar su
comportamiento ofensivo.
Para contrarrestar la
ausencia de modelo social no agresivo, es imprescindible que la escuela
programe la enseñanza de la resolución de conflictos por la vía pacífica,
potenciando el papel del mediador, asumido por todos y cada uno de los
alumnos.
10 consejos y técnicas de resolución
de conflictos
Su método se basa
en la negociación y el diálogo, trabajando en equipo:
1.- La base de la
convivencia es el diálogo y los acuerdos. Para resolver conflictos
en el aula es necesario saber dialogar y ponerse de acuerdo. Por otra parte,
trabajar en equipo permite a los alumnos practicar los valores, convivir en
armonía regulando sus reacciones emocionales, adquirir habilidades para
resolver sus conflictos y ser ciudadanos responsables y solidarios.
2.- El diálogo consiste
en expresar claramente el propio punto de vista y escuchar con
empatía el punto de vista de los demás.
3.- Para enseñarles a
dialogar, primero les debemos escuchar: ¿Qué piensan, creen,
opinan, sienten…? Después expresaremos nuestro punto de vista.
4.- Los acuerdos
consisten en establecer las normas y límites de convivencia
que se necesitan, así como las consecuencias que ayudan a cumplir las normas
que les cuestan.
5.- En el centro escolar
se debe establecer un tiempo para enseñar a los niños a resolver sus
conflictos mediante el diálogo y el acuerdo. Se les dice que les vamos
a enseñar a convivir en paz. Y se resuelve un conflicto diferente en cada
sesión.
6.- Los niños necesitan
que les enseñemos a resolverlos, en lugar de hacerlo nosotros. No debemos
pedirles que los solucionen sin haberles enseñado cómo hacerlo.
7.- Les
enseñaremos cuando ellos y nosotros estemos tranquilos. En el
momento del conflicto los separamos y después hablamos… sin gritos, sin quejas,
sin recriminaciones, sin culpabilizar.
8.- Al agredido
no debemos defenderle ni animarle a agredir. Le enseñamos a decir «no»
con firmeza. Si no le hacen caso, tiene que pedir ayuda.
9.- Al agresor
le enseñamos, sin agredirle, a decir lo que quiere y a controlarse, a
tranquilizarse, alejándose del niño con quien tiene el conflicto.
10.- Establecemos las normas y límites de convivencia: lo que pueden y lo que no deben hacer.
BULLING EN MI CLASE
En esta ocasión voy a plantear un hipotético caso de bullyng.
En una clase de 1º de secundaria hay un niño que continuamente hace bullyng a varias personas. No existe sólo una víctima, parece que el agresor tiene aburridos a varios compañeros y compañeras a los que insulta por su físico, su forma de vestir, su forma de actuar en clase o en el recreo, o su forma de participar en deportes. Este niño tiene una alta autoestima y se cree el más guapo y el mejor en todos los deportes y lo repite continuamente intentando ser siempre el lider de la clase.
El problema es que con esta actitud ya tiene hartos a mucho de sus compañeros que han llegado a notificarlo a su profesora. Esta le ha reprendido en algunas ocasiones incluso llegando a iniciar castigos mendiante partes, a los que el niño agresor responde haciéndose la víctima.
El centro, a través de esta profesora/tutora quiere convocar una reunión con los padres del alumno problemático para conocer su situación en casa y dar a conocer a sus padres los problemas que genera su actitud. En esta reunión la madre parece abierta a recibir indicaciones, pero el padre justifica asu hijo diciendo que esto es normal, que son cosas de niños y que pasa en todos los colegios.
Ante esta actitud el centro decide trabajar con el alumno primero en sesiones particulres donde se trabaja su autoestima y los problemas de miedo al fracaso que hay por detrás de este comportamiento, y luego en sesiones grupales con el resto de los compañeros donde se ampliará este trabajo de autoestima individual.
Se preparan una serie de actividades donde tiene que colaborar con los niños y niñas agredidos obligándole a conocerles mejor y establecer vínculos más cercanos. En las actividades otros compañeros podrán hacerle saber cuáles son sus sentimientos y las posibles soluciones que proponen bien a través de un alumno mediador, bien a través de la colaboración entre todos los afectados en el caso (niños, profesores y familias).
Lo importante es que todos los implicados se escuchen y trabajen la empatía como motor principal de cambio de actitud.
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